Alberto Benet Beltrán

La nueva identidad visual parte de un concepto esencial: construir orden a partir de la forma.
El diseño busca reflejar la dualidad del trabajo del arquitecto técnico: rigor estructural y sensibilidad estética, precisión y creatividad.

El logotipo se desarrolla sobre una composición geométrica de rectángulos contiguos, que evocan un skyline urbano estilizado. Esta estructura transmite la idea de crecimiento, planificación y equilibrio, valores inherentes a la profesión.

La paleta cromática se basa en una gama de verdes que simboliza sostenibilidad, confianza y renovación, acompañados por tonos neutros que aportan serenidad y estabilidad visual.

El resultado es una identidad limpia, sólida y contemporánea, que encuentra belleza en la proporción y coherencia en cada línea.

Las aplicaciones corporativas, papelería, documentación técnica y soportes digitales, mantienen el lenguaje modular y ordenado de la marca, reforzando su personalidad profesional y su visión del espacio como estructura y armonía.

Esta imagen corporativa no solo representa a un arquitecto técnico: construye visualmente su manera de entender la arquitectura.